Los belgas controlan la Cuenca del Plata
Desde los años 90 cuando el mundo comenzó a privatizar los Estados Nación y grandes multinacionales se adueñaron de empresas estatales, los pueblos comenzaron a perder soberanía, lo que trajo como consecuencia pobreza, desocupación y fragmentación social, mientras que un puñado de corporaciones, el 1 por ciento de la población mundial, se fue enriqueciendo cada vez más.
Por Néstor Piccone
Colectivo por el Derecho Humano a la Comunicación.
MFSN
La campaña informal pero efectiva por el Río Paraná, lanzada por distintos Movimientos, Frentes populares, agrupaciones sociales y políticas del campo nacional y popular, interpela cuestiones de fondo sobre el modelo neoliberal impuesto en los años 90.
En Argentina la demanda de soberanía surgió como respuesta al decreto 949 de noviembre de 2020 por el cual se designó al Ministerio de Transporte de la Nación, en ese momento conducido por Mario Meoni, hoy por Alexis Guerrera, para "efectuar el llamado y adjudicación de la Licitación Pública Nacional e Internacional, por el régimen de concesión de obra pública por peaje, en el marco de la Ley N° 17.520, para la modernización, ampliación, operación y mantenimiento del sistema de señalización y tareas de dragado y redragado y mantenimiento de la vía navegable troncal comprendida entre el kilómetro 1238 del Río Paraná, punto denominado Confluencia, hasta la Zona de Aguas Profundas Naturales, en el Río de la Plata exterior, hasta la altura del kilómetro 239,1 del canal Punta Indio, por la vía del Canal Ingeniero Emilio Mitre y el Río Paraná de las Palmas, Río Paraná Bravo, Río Paraná Guazú, Río Talavera, Río Paraná–Océano Atlántico, a riesgo empresario y sin aval del Estado.”
Las empresas multinacionales que están detrás del negocio del control de las vías navegables para favorecer un modelo extractivista de acumulación, que facilita también el contrabando y el narcotráfico, no firman los decretos, ni promulgan leyes. Desde el poder económico que concentran, condicionan a los gobiernos (aún a los populares) para que el Estado contribuya a la mayor rentabilidad de sus negocios.
Para ellas el Estado no debe planificar, ni controlar, ni administrar las riquezas al servicio de toda la sociedad, sólo debe favorecerlas con legislaciones que permitan la extracción indiscriminada de riquezas y su transporte rápido a las metrópolis. Para eso desde los años 90 lograron que los gobiernos las dejen “autocontrolarse” en sus propios puertos privados y les permitan circular libremente por lo que llaman “hidrovías” (desconociendo la historia y los nombres que los pueblos le dieron a sus ríos).
Las empresas que están detrás de esta apropiación indebida de los territorios y las riquezas de los pueblos, pocas veces aparecen en los medios. Sus pretensiones quedan en textos y decretos sin que se las nombre, hasta que llega el momento de obtener las concesiones que pretenden.
JAN DE NULL Y KATOEN NATIE
Dos empresas belgas están detrás del control del dragado y balizamiento, y el cobro del peaje de los ríos argentinos y del manejo del Puerto de Montevideo: Jan de Null en Argentina con el dragado y Katoen Natie que maneja el 80 por ciento de lo que entra y sale por el puerto de Montevideo.
Para lograr su cometido, nunca visibilizado en los medios de comunicación, combinan sus disimuladas maniobras de chantaje y soborno con campañas de prensa destinadas a debilitar a los gobiernos que pretendan limitar su poder. Utilizan tácticas de comunicación indirecta.
Jan de Null por ejemplo financió el encuentro de la organización de derecha Libertad que en el año 2018 juntó en Rosario al escritor Vargas Llosa con Mauricio Macri y José María Aznar, demostrando cuáles son sus apuestas políticas. Y Katoen Natie amenazó al gobierno de Tabaré Vazquez con un juicio de 1500 millones de dólares si se atrevía a cambiar las reglas de explotación de la logística del puerto montevideano de la que busca control absoluto.
Luis Lacalle Pou, exponente del neoliberalismo uruguayo realizó un escandaloso acuerdo con Katoen Natie cuando “logró” que los belgas se bajaran del juicio-chantaje iniciado contra el gobierno del Frente Amplio. Lacalle Pou les prorrogó la explotación del Puerto desde el año 2031 a 2081 por un canon de 450 millones de dólares.
La discusión sobre la soberanía del Paraná y del puerto de Montevideo corren en tiempos paralelos, negocios que las multinacionales aceleran en plena pandemia.
La lucha por la soberanía del Río Paraná, logró un triunfo parcial y limitado con la promulgación del decreto 427 que si bien no borra la intención del 949; al estirar los plazos en un año le permite al gobierno y a Jan de Null ganar tiempo. Alberto Fernández no tendrá que definir su posición en un tema que incluye resignar soberanía, y menos en un año electoral, mientras que a quienes impulsamos la recuperación de las potestades del Estado nos obliga a profundizar los análisis al tiempo que elevar propuestas alternativas que impidan la reprivatización.
En Uruguay el Frente Amplio en el senado logró interpelar al ministro de Transporte uruguayo Luis Alberto Heber en un debate que se prolongó a lo largo de 20 hs. El Partido Cabildo Abierto del militar ex jefe del Ejército Guido Manini Ríos que integra la alianza gobernante si bien brindó el apoyo a Heber, terminó pidiendo que el Estado ejerza algún control sobre Katoen Natie, una exigua medida de lo que el FA denomina entrega de la soberanía en la denominada Terminal Cuenca del Plata como se designa al Puerto de Montevideo:
Dicen que en el encuentro entre Alberto Fernández y Lacalle Pou realizado el 13 de agosto de este año el uruguayo planteó que la puesta en funcionamiento del Canal Magdalena, que promueve Argentina, los perjudicaría. Como se ve los gobiernos liberales en lugar de defender los intereses de los pueblos se convierten en representantes de las demandas de las empresas.
Jan de Null y Katoen Natie no representan a un Estado belga imperialista, son la expresión de un reparto del mundo en el que las empresas, concentrando y monopolizando mercados obtienen más poder que los Estados. En la defensa de la Soberanía del Paraná está el viejo y vigente sueño de la liberación nacional.
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